Noticias River derrotó 1-0 a Racing con gol de Maxi Salas por Copa Argentina

River derrotó 1-0 a Racing con gol de Maxi Salas por Copa Argentina

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El conjunto de Marcelo Gallardo derrotó por la mínima a la Academia en un partido caliente y está entre los cuatro mejores del certamen federal, cuyo ganador se asegura el boleto a la Copa Libertadores 2026.

Todos van a abrazar a Salas, quien anotó el gol de la victoria. (Foto: Sergio Peralta)

Es el desahogo de Montiel, todavía con las pulsaciones saturadas. Es la procesión interna de Maxi Salas, el que desde siempre estuvo en la portada de esta final y fue la pesadilla que nadie en su ex club se animaba a soñar. Es Enzo Pérez, lesionado, saltando como uno más. Es Martínez Quarta cantando con los hinchas. Es el puño en alto de Gallardo, este jueves Marcelo Daniel Gallardo con todas las letras. River, finalmente, dio la talla este año en un partido mata-mata y de los grosos. ¿Cuartos de Copa Argentina? Este triunfo contra el Racing semifinalista de América es más que eso…

Portillo y Sosa en la disputa del balón en el medio campo. (Foto: Sergio Peralta)

Porque supo cómo jugar este clásico del morbo, picado, con discusiones, con un duelo de hinchadas que podría ponerse en loop todos los fines de semana. Con matices y algunas dudas en defensa por momentos, es cierto, pero con la intensidad y la actitud en abundancia para minimizar al rival. Es que en el Gigante de Arroyito, River pareció el equipo típico de Costas, en tanto que la Academia, el de las cuatro derrotas consecutivas del Muñeco.

Probablemente haya llegado tarde la muestra de carácter del Millonario, aguerrido, práctico y versátil en la tarde rosarina. Pero llegó. Desde la idea a la ejecución, el plan para maniatar a Racing dio efecto: detectó las inseguridades rivales en el sector derecho producto de un Solari dedicado a atacar y un Zuculini incómodo y fue astuto para jugarle largo al espacio. Tac, tac. Juanfer Quintero suelto para lanzar, Acuña con jerarquía europea para ser soporte y pasador, la figura Salas para ser el Matador y Colidio -el gran acierto de MG- para darle picante al ataque.

Martínez Quarta le gana a Maravilla Martínez. (Foto: Sergio Peralta)

Un equipo que supo mutar y adaptarse a los contextos del encuentro. Porque así como presionó alto (muy bien en esas tareas Martínez Quarta y Rivero, este último pese a una mala salida en una ocasión clara de Maravilla Martínez), ahogó a los volantes y tuvo situaciones como para no terminar sufriendo en los casi 20′ de adición, también se abroqueló atrás para tentar a la Acadé a tirarle centros sencillos de despejar. Esos, como las pelotas paradas esta vez con marca personal, los sacó casi en su totalidad.

Los tramos más peligrosos de Racing fueron cuando Costas cambió a Conechny y Solari de banda, lo que le dio más fuego para buscar algo diferente con enganches y mayores posibilidades de juego. La respuesta del otro lado, en esta partida de ajedrez, llegó en dos tiempos: primero, retrasando a Portillo para formar una línea de 3/5; después, con el ingreso de Nacho Fernández por Quintero para ganar presencia en el medio. El resultado: Armani no fue exigido y el rival, perdido y sorprendido, hasta debió tener expulsado a Maravilla en el PT por un codazo a Portillo.

Maximiliano Salas festeja el gol de la victoria frente al Club que hasta hace unos meses representaba. (Foto: Sergio Peralta ).

Sí, un River bicho, que jugó consciente de que estaba en deuda y que era difícil imaginar un mañana si se volvía a Cardales con otra piña. Que jugó al ritmo de la gente, fiel y trasladada a Rosario desde diferentes puntos del país. Que jugó, sobre todas las cosas, como su nuevo emblema dentro del campo marca: Salas, el 7 bravísimo, el incansable, fue el faro que se bancó los estruendosos silbidos del sector celeste y blanco y le volvió a dar el carácter necesario para esta clase de partidos a un equipo que cada vez depende más de él. Respetuoso, en su mente se debe haber imaginado un festejo con la rodilla al suelo y el dedo al cielo que evitó.

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